El hecho de que
la extensión e intensificación de la agricultura pueda causar la degradación de
los recursos naturales (suelos, agua, vegetación y diversidad biológica) y, por
consiguiente, la disminución de la producción agrícola es motivo de creciente preocupación.
Sin embargo, la intensificación agrícola de por sí - es decir el aumento de la
productividad de la tierra bajo cultivo - no debería representar una amenaza.
De hecho, para hacer frente a las necesidades de producción agrícola y reducir
la presión que la expansión de la agricultura ejerce sobre las zonas frágiles y
marginales, se necesita una intensificación agrícola dirigida de manera
adecuada. La causa más grave de la degradación del medio ambiente no es la
intensificación agrícola, sino la falta de prácticas de ordenación idóneas y de
acceso a tecnologías e insumos apropiados para la agricultura.
La
sostenibilidad del medio ambiente y los recursos naturales en los países MA se
vincula a varios factores, como la globalización, las desigualdades en el
proceso de desarrollo, la falta de acceso a la ciencia y la tecnología, la
limitación de medios financieros de producción y la desarticulación de las
instituciones y los sistemas de producción tradicionales. Además, en muchos de
estos países la agricultura todavía funciona como un sector aislado. El aumento
de la presión sobre los recursos naturales, la invasión de tierras marginales,
la migración hacia las ciudades o los países más desarrollados, los tugurios
urbanos, la desintegración social y la pobreza a menudo son la consecuencia de
la falta de servicios y oportunidades de empleo en las zonas rurales de los
países MA.
El
crecimiento demográfico y las prácticas de ordenación insostenibles crean
presiones sobre el ecosistema y ponen en peligro el equilibrio ecológico. Los
últimos cinco decenios de sobreexplotación en muchos países MA han reducido las
reservas de capital natural en muchas regiones y han limitado la agricultura y
los medios de subsistencia para el crecimiento futuro. Se necesita revitalizar
los conocimientos indígenas y realizar más investigaciones sobre métodos de
producción que preserven los recursos naturales y el medio ambiente. Aún más
importante, se debe prestar mayor atención a la participación local en los
procesos de toma de decisiones para mejorar la interacción de las personas y
los grupos sociales con el ecosistema natural. Se debe disponer de recursos
financieros y de otros tipos de asistencia para ayudar a los países MA a
adoptar y adquirir tecnologías apropiadas. Es menester que las partes
interesadas promuevan y apliquen conjuntamente programas, que incluyan un
diagnóstico a nivel nacional, regional y local, para las zonas y poblaciones
más expuestas a la degradación de los recursos naturales, y con consecuencias para
sus medios de subsistencia. Lamentablemente, los programas de desarrollo a
menudo dejan de lado a estas zonas, dada la complejidad que supone
rehabilitarlas y las dificultades para justificar una intervención con
argumentos puramente económicos. La selección de insumos adecuados también debe
basarse en soluciones que combinen conocimientos tradicionales y técnicas
modernas y ayuden a los agricultores a invertir en el mantenimiento de los
activos de la tierra.
La
incorporación de las consideraciones ambientales en la planificación del
desarrollo debe considerarse un elemento indispensable de la estrategia de
desarrollo de los países MA. No sólo constituye un medio de protección de las
tierras frágiles con miras a la futura producción agrícola, sino también un
mecanismo, sobre todo para los países MA localizados en zonas de tierras secas,
para mantener un importante capital de diversidad biológica y contribuir a
hallar soluciones a algunas de las cuestiones relativas al cambio mundial. De
ahí que probablemente se requiera un análisis de cada lugar por separado, dado
que es posible que la interacción entre las políticas que promueven una
respuesta de la oferta y el modo en que se plasme esta respuesta (y por tanto
las repercusiones ambientales) sea ambigua.
En suma,
parece que muchos de los países MA disponen de una base relativamente abundante
de recursos agrícolas y naturales que puede ofrecerles ventajas comparativas
para una variedad de productos agrícolas. Se pueden fomentar tales productos
para aprovechar las oportunidades de los mercados internacionales y, de este
modo, generar un crecimiento de base amplia de toda la economía. Existen
grandes oportunidades para la intensificación y el aumento de la productividad
agrícola. En las siguientes tres subsecciones se examinan los desafíos y
limitaciones internos y externos que han impedido aprovechar plenamente estas
potencialidades y se destacan las medidas de política para explotarlas de
manera eficaz y sostenible.
www.fao.org
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