El
aprovechamiento del potencial de recursos humanos exige examinar los papeles y
necesidades de los agricultores (tanto hombres como mujeres) y de otros
miembros del hogar que pueden cumplir diversas funciones y tener diferentes
necesidades de educación, salud, nutrición, y conocimientos técnicos. Un rasgo
distintivo de los países MA es su bajo nivel de desarrollo humano (calculado
mediante una combinación de índices de esperanza de vida, niveles de
instrucción y niveles de vida).
Educación,
capacitación y extensión
La educación es
el principal pilar del desarrollo humano y un importante factor del desarrollo
agrícola. Las investigaciones revelan que la alfabetización y la instrucción
primaria, la capacitación en conocimientos básicos y los servicios de extensión
tienen efectos inmediatos y positivos en la productividad de los agricultores.
Por término medio, un agricultor con cuarto año de instrucción primaria es 8,7
por ciento más productivo que uno sin instrucción. Además, cuanto mejor sea la
instrucción, más posibilidades tendrá de ganar dinero gracias al empleo de
nuevas tecnologías y menos tiempo le llevará adaptarse al progreso tecnológico.
Los efectos son benéficos para toda la población; más específicamente, aumentan
la capacidad de la población rural.
La calidad de la
educación y la capacitación en los países MA no es buena, y la capacidad
institucional para introducir reformas y mejoras en la educación y capacitación
para la agricultura y el desarrollo rural es insuficiente. Como consecuencia,
los países MA tienen un número elevado de analfabetos y de niños que no asisten
a la escuela, y este problema afecta de manera más grave a la población rural.
Población y
salud
Desde el punto de
vista demográfico, los países MA adolecen de una peligrosa combinación de
problemas demográficos, de salud y desarrollo que constituyen una amenaza de
enormes proporciones para la población, sus gobiernos y la comunidad
internacional.
Las proyecciones
actuales indican que estos países seguirán teniendo tasas elevadas de
crecimiento demográfico, aunque éstas podrían disminuir debido a la epidemia
del SIDA, en el caso en que no se le contenga. Evidentemente, los aumentos
previstos en el número total de habitantes tendrán importantes repercusiones en
las necesidades alimentarias. Por ejemplo, un reciente estudio de la FAO indica
que para mantener o mejorar ligeramente la actual disponibilidad de alimentos
per cápita antes de finales de 2050, los suministros alimentarios tendrán casi
que cuadriplicarse en algunos países MA.
Existen otros
factores demográficos que probablemente influyan directamente en la agricultura
y la seguridad alimentaria de los países MA. En particular, la difusión cada
vez más rápida del VIH y el SIDA en las zonas rurales plantea un problema muy
grave. La pandemia es única en comparación con otras enfermedades, en cuanto
afecta a los grupos de personas que se hallan en la edad más productiva: las
comprendidas entre los 15 y 50 años. De este modo, tiene efectos cuantitativos
y cualitativos directos en la mano de obra agrícola, pues reduce en gran medida
el tamaño y la productividad de la fuerza laboral agrícola, modifica la
división del trabajo, y determina una pérdida de conocimientos prácticos
importantes para la explotación, comercialización y ordenación de los recursos.
La pandemia
también afecta directamente a los mercados de productos agropecuarios al
alterar el tamaño y la composición de la población que hay que alimentar, y
limita la demanda efectiva de alimentos. En los últimos años se ha considerado
que el VIH/SIDA, además de ser un grave problema sanitario, constituye una
cuestión socioeconómica de suma importancia. Sus repercusiones también se
relacionan con el hecho de que constituye un punto de acceso para otras
enfermedades, como la tuberculosis y el paludismo. El aumento de los niveles de
morbilidad y mortalidad empobrece a los hogares afectados y al sector rural en
general. Esta situación probablemente dé lugar a una disminución de la producción
agrícola y agrave las escaseces alimentarias y las deficiencias nutricionales a
largo plazo.
www.fao.org
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